Tengo una niña de 13 años y trabajo fuera de casa.
Tengo hijos mayores que han ido colaborando en el cuidado mutuo mientras yo llegaba. Al hacerse éstos mayores e independizarse la pequeña ha quedado totalmente a mi cuidado, y en las vacaciones pasadas viví una experiencia distinta y totalmente enriquecedora.
Ella se venía al trabajo conmigo! ¡ una verdadera suerte!
Estando en esa edad tan difícil siempre surgen conflictos y durante ese período de tiempo aproveché para acercarme a ella.
Algunos días comíamos en un burger al salir del trabajo, pero era condición que se comportara y repasara los ejercicios.
Otros días nos íbamos a la compra y le pedía ayuda en determinados momentos, algunas tardes entre semana, aprovechando la oferta íbamos al cine,y disfrutamos de una merienda en el parque.
La apunté a la piscina en los meses de verano y me enseñaba sus proezas desde el agua.
Busqué la fórmula del intercambio de responsabilidades: "yo preparo tu desayuno y mientras tú ,haces la cama", ...
En la playa, disfruté metiendo las manos con ella en los charcos de la orilla ,enseñandole a perder el miedo a los camarones , mientras éstos rozaban nuestros dedos.
A sabiendas de que transita por un momento especial de su desarrollo concedí importancia a sus inquietudes, confortandola.
En ese tiempo gané su confianza y respeto.